Por Diego Feldman

Momento histórico en la Liga del Rey Centenario. Se jugó la gran final de temporada para definir al campeón de la División A. Fue la primera vez que se llevó a cabo una final en el teatro de los sueños de Parque Batlle, y tuvo emociones de todo tipo.

Especuladores enfrentó nuevamente a Evolution. El último partido entre ambos había sido muy parejo y tuvo como vencedor al equipo del 57 por 3-2. Pero esto era otra historia. En las finales no hay estadística ni historial que pese, es una realidad distinta en la que solo pesan los 50 minutos de partido, y ambos equipos lo sabían.

Fue un partido muy interesante, ya que ambos equipos tienen un planteo muy similar y una manera de jugar ordenada y en la que pesa mucho la asociación desde el juego colectivo. Sin embargo, el Evolutivo siempre se ha inclinado por la polifuncionalidad de los jugadores, lo cual se repitió en este partido. Gabriel López era el faro del equipo, intercambiando de defensa a ataque constantemente con Martín Leites y con Pablo Urtiaga. Sin contar al arquero, el único que parecía cumplir una función específica fue Sasha Agustoni, quien buscó constantemente incomodar por los laterales a Especuladores. Sin embargo, la férrea marca de Jonathan González fue suficiente para controlar a Agustoni, que no pudo hacer tanto daño como de costumbre.

Por otro lado, el Negro del 57 apostó por la unicidad de las lineas en su formación y los jugadores respetaron sus posiciones en todo momento. La asociación entre González y Brandon Sosa por el costado derecho fueron la clave para arrastrar a la defensa evolutiva y dejar solo al goleador especulativo Franco Milano, que marcó un hat-trick. Jonathan González anotó otro de penal. Si bien Evolution trató por mar y por tierra vencer al arquero Luis Silva, éste se encontraba en un buen día y diluyó los intentos de ataque de Evolution de manera reiterada. Gabriel López y Martín Leites hicieron los goles para el Evolutivo, pero no fue suficiente. Resultado final: 4-2. Campeón: Especuladores. Una hegemonía tremenda del Ngeor del 57, que en estos últimos dos años se ha consolidado como el rey de los domingos centenaristas.